La escritora y lingüista argentina Marina Berrío presentó su libro Alfabeto ruso en el marco de la Feria Internacional del Libro de Quito. En una conversación para el espacio Café con letras, la autora compartió el origen de su interés por la cultura rusa, el enfoque de su obra y su visión sobre los vínculos actuales entre Latinoamérica y Rusia.
Un viaje por la cultura rusa sin salir de casa
Berrío explicó que Alfabeto ruso, publicado en Ecuador por la editorial El Fakir, es una colección de ensayos que recorren aspectos poco conocidos de la cultura rusa. Cada capítulo parte de una letra del alfabeto cirílico para abrir una reflexión sobre temas que van desde la literatura y el cine hasta los diccionarios y la vida cotidiana en Rusia.
La autora, especialista en lingüística, detalló que su acercamiento a Rusia comenzó en la adolescencia al leer a autores como Tolstói y Dostoyevski. Más tarde, ya como investigadora, aprendió el idioma ruso a los 27 años. Ese acceso a la lengua le permitió descubrir una “segunda Rusia”, compuesta por películas soviéticas, literatura contemporánea y recursos lingüísticos que no están traducidos al español.
Entre luces y sombras
En el conversatorio, Berrío habló sobre las luces y sombras que presenta en su libro. Entre las primeras, destacó la riqueza del cine y los dibujos animados rusos, tanto soviéticos como actuales. En cuanto a las sombras, abordó temas como la represión estalinista a través de ensayos sobre obras que retratan episodios oscuros del siglo XX ruso.
Uno de los ensayos analiza la autobiografía de Lidia Chukóvskaia, quien escribió con el propósito de “resucitar” la memoria de su esposo asesinado durante el estalinismo. Otro capítulo está dedicado a El viaje a Solovki, una novela sobre el abandono de un oficial ruso en Siberia, que simboliza la ausencia de salida frente a la represión estatal.
Lenguaje técnico con narrativa sensible
Aunque la autora ha trabajado en la elaboración de diccionarios y estudios del lenguaje, Alfabeto ruso no es una obra técnica. Más bien, busca conectar con lectores interesados en la cultura rusa desde una perspectiva sensible y accesible. “Trabajo con palabras de manera técnica, pero no está escrito técnicamente”, aseguró.
Redescubrir Rusia desde América Latina
Durante la conversación, Berrío también reflexionó sobre los vínculos entre Latinoamérica y Rusia. Señaló que en décadas pasadas existía una relación más cercana, influida por factores políticos como el comunismo. Sin embargo, en la actualidad, la literatura rusa contemporánea llega con menor frecuencia a la región. Por eso, considera que Alfabeto ruso puede ser una puerta de entrada a nuevas obras y autores.
Además, mencionó su participación en una sociedad de estudios eslavos y en la revista Slavia, donde se publican traducciones actuales de literatura rusa que están disponibles en línea.
Primera palabra: Quito
Finalmente, Berrío compartió que esta es su segunda visita a Quito y que la ciudad tiene un lugar especial en su libro, ya que es mencionada en su primera página. Agradeció la acogida del público ecuatoriano y expresó su entusiasmo por conocer más sobre la escritura local durante su estancia en la FIL Quito.

