Cada año, el Centro Histórico de Quito se transforma en un escenario distinto: luces, música y pasos firmes recorren sus calles patrimoniales durante la Ruta de las Iglesias. Lo que inició en 2007 como una carrera nocturna con 2.000 participantes, hoy reúne a más de 15.000 corredores que viven una experiencia que va más allá del deporte.
Familias como la de Nicole Tito han convertido este evento en una tradición. Desde la Basílica del Voto Nacional hasta El Sagrario, la ruta conecta a Quito con su gente a través del movimiento, la historia y la fe. Entre iglesias iluminadas, aplausos del público y un cielo estrellado, la carrera se convierte en un homenaje vivo a la ciudad.
Una tradición que corre junto a la historia
La Ruta de las Iglesias no es solo una competencia. Es una celebración urbana que une a miles de personas en un recorrido simbólico. Cada kilómetro transcurre entre monumentos, recuerdos y emociones compartidas. El Centro Histórico se redescubre bajo una nueva luz, y cada paso es una forma de conectarse con el entorno patrimonial.
Más que velocidad o marcas personales, lo que impulsa a muchos corredores es el significado colectivo del evento: un viaje hacia el origen, hacia los espacios que definen a la capital y su memoria viva.
La #RutadelasIglesias no es solo una carrera, es una tradición que ilumina el corazón de #Quito y une a generaciones. pic.twitter.com/QPud5QttAu
— Udla Channel (@UdlaChannelEc) June 24, 2025