En la parroquia de Pomasqui, al norte de Quito, cientos de familias viven una realidad marcada por la incertidumbre. No se trata solo de la lluvia que cae cada temporada, sino de lo que provoca, suelos debilitados, taludes erosionados y viviendas que comienzan a mostrar grietas alarmantes.
A pesar de ser espacios construidos con esfuerzo, estos hogares se encuentran asentados en zonas vulnerables, donde la fuerza de la naturaleza avanza. Cada temporada lluviosa no solo trae agua, sino también el temor constante de que el terreno ceda, arrastrando consigo vidas. En esta nota, te contamos cómo viven las comunidades que enfrentan este peligro diario y cuáles son las consecuencias de habitar en áreas de alto riesgo sin una respuesta clara de las autoridades.
En Pomasqui, norte de #Quito familias viven al borde del abismo. Cada lluvia debilita los taludes, aumentando grietas y provocando deslizamientos. pic.twitter.com/n99UC759x5
— Udla Channel (@UdlaChannelEc) May 6, 2025
