Auristela Mieles es una mujer jubilada de 65 años que vive en la ciudad de Quito con su esposo. Sus hijos tuvieron que migrar por falta de empleo, lo que provocó en ella un gran dolor y sufrimiento al dejar de verlos en su día a día.
Comentó lo difícil que ha sid no ver a sus hijos ” Bueno mis hijos migraron por motivos de que no había trabajo. La situación en Ecuador estaba completamente mal. Entonces decidieron irse para los Estados Unidos.
Primerito se fue mi hija con el esposo. Tenía una niña, la dejo a la niña. La niña tenía tres años. La dejo con los abuelitos de parte del esposo. Y después de 2 años, 3 años migró mi hijo, de igual forma por motivos de trabajo. Están ambos allá.
El dolor que dejan estás personas a sus familias y seres queridos a menudo que pasa el tiempo y cuándo se habla de inmigrantes. Esta profunda tristeza se convierte en un trastorno emocional.
Buitrón asegura que alrededor del 8% de la población del Ecuador está afuera del país. Y eso tiene algunas consecuencias diversas como el desarraigo, separación de las familias.