Por Juan Carlos Arciniegas, CNN en Español — A pocos días de que la ciudad mediterránea de Cannes (Francia) extienda la alfombra roja de su fiesta anual cinematográfica, el acostumbrado runrún sobre las películas más esperadas de esta edición se está viendo eclipsado por otro tipo de discusión: la guerra arancelaria.
Después de que el presidente Donald Trump anunciara durante el fin de semana en su plataforma Truth Social que su gobierno echaría a rodar de forma inmediata un plan para imponer aranceles del cien por ciento a todas aquellas películas producidas en el extranjero, se hace necesario medir la temperatura a una industria que viene de sufrir huelgas e incendios y que, ante este nuevo panorama, se muestra inquieta.
“A primera vista, es chocante y representaría prácticamente un alto total a la producción”, dijo a CNN una persona cercana a la industria. “Pero en la práctica, él no tiene jurisdicción para hacerlo y es muy complejo de ejecutar”.
Durante años, los altos costos de producción en California han hecho que películas, series y otros proyectos audiovisuales se trasladen no solo a otras zonas del país, como el estado de Georgia, sino a naciones que ofrecen grandes estímulos fiscales como Australia o Canadá. En ese sentido, el anuncio de Trump pudiera ser interpretado también como algo positivo, siendo un primer avance en la lucha por evitar las denominadas “producciones fugitivas”.
En un artículo publicado este miércoles, el diario especializado Variety se preguntaba cómo los aranceles de Trump podrían afectar negativamente al festival de Cannes, que arranca este martes 13 de mayo.
Allí, y de forma paralela a su competencia oficial, también se realiza un mercado fílmico donde, según datos oficiales, 15.000 profesionales del audiovisual se reúnen para hacer negocios, ofrecer servicios o simplemente construir puentes. El tema de los aranceles seguro estará a la orden del día.
¿Tiene entonces Trump ese poder para imponer este tipo de aranceles? La respuesta aún no es clara. Lo que sí lo es, es el hecho de que aquí no se está hablando de artículos o mercancías como tal, sino de propiedad intelectual, de obras artísticas que estarían catalogadas como un tipo de servicio y es allí donde el asunto se complica, según los observadores.
En enero, el presidente Trump nombró a Mel Gibson, Sylvester Stallone y Jon Voight como “embajadores especiales” de Hollywood, indicando que su misión sería la de reactivar la producción fílmica que la llamada meca del cine ha ido perdiendo con el tiempo frente a otros destinos en el mundo.
Ahora que Tom Cruise estrenará en Cannes el capítulo de Misión: Imposible titulado “The Final Reckoning”, no sorprendería que incluso a él se le pregunte por el tema arancelario, antes que sobre cualquier acrobacia suya para esta producción. Producción que por cierto se rodó en países como Inglaterra, Noruega y Sudáfrica. ¿Pagaremos entonces más por ver al agente Ethan Hunt en las salas estadounidense?