Brasil está a menos de dos semanas para conocer quién será su presidente para los próximos cuatro años. Su último mandatario, Jair Bolsonaro, busca la relección ante Lula da Silva, presidente de la nación durante 8 años (2003 – 2010). En la primera vuelta, el candidato al Partido Liberal alcanzó el 43,2% de los votos, mientras que Lula obtuvo el 48,4%.
El resultado de esta primera vuelta ha generado sorpresa en el país, pues el Instituto de Inteligencia en Pesquisa y Consultoría Estratégica (IPEC) daba como favorito a Lula da Silva, colocándolo por encima de Jair Bolsonaro con una diferencia de 16 puntos. El 30 de octubre ambos se enfrentarán en las urnas nuevamente, con Lula como el favorito con una leve diferencia.
Los últimos sondeos indican que el candidato de ultraderecha puede alcanzar el 43% de los votos, mientras que el candidato al Partido de Trabajadores se quedaría con la presidencia con el 50% de los votos. El pasado domingo, ambos se enfrentaron en un debate realizado por el canal de televisión Bandeirantes.
“Usted retrasó la vacuna. Y el hecho concreto es que su negligencia provocó la muerte de 680.000 personas cuando se podría haber salvado más de la mitad. En la historia de cualquier Gobierno del mundo, no hay nadie que haya jugado con la pandemia y con la muerte como lo hizo usted”, declaró Lula mientras se realizaba el debate presidencial.
Posteriormente, Bolsonaro se defendió de estas acusaciones y calificó a Lula como “el rey de las noticias falsas, el rey de las mentiras”. Además, acusó al Partido de Trabajadores con el crimen organizado en Brasil.
Marco Antonio Teixeira, experto en política brasileña, habló para BBC y calificó a esta elección como “atípica” debido al ánimo de los votantes, a la fricción entre ambos candidatos y a la posible reacción de Bolsonaro ante una previsible derrota. Por otro lado, Vera Chaia, profesora de ciencia política en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, considera que la polarización en la nación se explica a partir de las posturas de ambos candidatos. Para Chaia, Jair Bolsonaro y Lula da Silva han dejado de ser adversarios, y se han convertido en “enemigos políticos”.
