sábado, abril 20, 2024
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¿Qué es el tratado de armas nucleares Nuevo START del que Rusia suspende su participación?

(CNN Español) — Parecía imposible que el Nuevo START, el más ambicioso tratado de control de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia, sobreviviera a la tensión entre estas dos potencias que llegó con la guerra en Ucrania.

Que el tratado, que pone límites al total de armas nucleares desplegadas y habilita inspecciones de verificación en las instalaciones de cada país, haya durado —al menos nominalmente— casi un año en esta situación es evidencia de su enorme importancia para la seguridad internacional.

¿Qué espera obtener Putin de la decisión de salirse del tratado de armas nucleares Nuevo START?

Pero, finalmente, Rusia anunció este martes que suspendía su participación en el Nuevo START, el cual, tras su última prórroga, tenía vigencia hasta el 4 de febrero de 2026

Vladimir Putin, presidente de Rusia, aclaró que su país no estaba retirándose del tratado, una diferencia que parece parece retórica, por cuanto los efectos son los mismos, pero constituye otra evidencia de la importancia del acuerdo: las negociaciones aún no se descartan.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Antony Blinken, secretario de Estado de EE.UU., dijo que la decisión era “profundamente desafortunada e irresponsable” pero que su país dispuesto a dialogar “en cualquier momento con Rusia, independientemente de cualquier otra cosa que ocurra en el mundo”.

¿Qué es el Nuevo START?

El nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Strategic Armas Reduction Treaty, en inglés) fue firmado por Estados Unidos y Rusia el 8 de abril de 2010 y entró en rigor el 5 febrero de 2011, de acuerdo con la la organización centrada en la no proliferación y con sede en Washington Nuclear Threat Initiative (NTI).

Se trata del elemento más reciente de una serie de acuerdos de control de armas entre amas potencias que comenzó en los últimos tiempos de la Guerra Fría y se aceleró tras la caída de la Unión Soviética: reemplazó de esta forma a los tratados START I y START II, firmados en 1991 y 1993, y al más reciente Tratado de Reducciones de Ofensivas Estratégicas (Strategic Offensive Reductions Treaty, o SORT), firmado en 2002.

El Nuevo START, cuya duración inicial era de 10 años y fue prorrogado por cinco años más en 2021, es un tratado complejo con numerosos protocolos, pero puede dividirse en dos grandes obligaciones.

En primer lugar, limita el número de ojivas nucleares desplegadas (es decir, listas para usar y no almacenadas) a 1.550, con un plazo de siete años para cumplir esta obligación. También limita el número de medios de lanzamiento (misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos disparados por submarinos y bombarderos) a 800, y el número de estos desplegados y listos para usar a 700.

El número de ojivas puede parecer excesivamente grande, pero en lo peor de la Guerra Fría Estados Unidos llegó a contar con 31.255 ojivas y la Unión Soviética (de la cual Rusia es heredera), con 40.159, según datos de la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS, en inglés).

Según datos de 2022 recolectados por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, en inglés), ninguna de las dos potencia había alcanzado esta reducción. Estados Unidos cuenta con 1.744 ojivas desplegadas, y Rusia con 1.588.

El tratado no limita las ojivas almacenadas o en proceso de desmantelamiento, y en total Estados Unidos cuenta con 5.428 ojivas de todo tipo y Rusia con 5.977.

El segundo gran pilar del Nuevo START es que contempla medidas de verificación del cumplimiento del Tratado, incluyendo intercambios periódicos de información y hasta 18 visitas anuales las instalaciones nucleares de cada país.

El Nuevo START también limita medios de lanzamiento, como este bombardero estadounidense B-2.

Este es el punto actual más contencioso, por cuanto Estados Unidos y Rusia están abiertamente enfrentados por la guerra en Ucrania, en la cual Washington apoya militarmente a Kyiv, y las verificaciones están de hecho frenadas desde hace seis meses por este contexto.

¿Por qué es importante el Nuevo START?

El desarrollo de armas nucleares por parte de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, que culminó con la prueba exitosa Trinity y su primer uso militar en Hiroshima y Nagasaki, todos estos hechos ocurridos en 1945, dio inicio a una carrera de armas desesperada entre los países más poderosos del mundo para controlar esta tecnología revolucionaria, capaz de causar una destrucción nunca antes vista.

La Unión Soviética obtuvo la tecnología en 1949, Reino Unido en 1952, Francia en 1960 y China en 1964.

La rápida proliferación de armas nucleares en el mundo generó un cambio en el balance de poder y en las doctrinas de estos países, pero también hizo saltar las alarmas ante la peligrosidad de contar con armas tan poderosas que, en teoría, podían llevar a la destrucción mutua de todos los participantes en un potencial conflicto.

Esto llevó al inicio de dos largas tradiciones: el movimiento para prohibir las armas nucleares, que no ha tenido mucha aceptación entre las potencias, y las corrientes que promueven el control de armas y la no proliferación.

El Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, en inglés), abierto a la firma en 1968 y amparado por la ONU, es el principal instrumento de esta segunda corriente. Ha sido firmado por la mayoría de los países del mundo y prohíbe el desarrollo de armas nucleares, salvo para los denominados “estados nuclearmente armados” (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China), y establece un programa gradual hacia la reducción de arsenales.

Este punto sobre los “estados nuclearmente armados”, que regula en efecto la desigualdad, es el más criticado, especialmente por los promotores del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares, de escasa aceptación.

Desde entonces, varios países —India, Pakistán, Israel y Corea del Norte— han incluso desarrollado armas nucleares (y por tanto no pertenecen al NPT).

Pero más allá de sus críticas, el NPT dio inicio a una larga tradición de tratados para reducir, aunque no suprimir, el número de armas nucleares, en un intento de limitar las posibilidades de una guerra nuclear.

Estados Unidos y la Unión Soviética comenzaron sus primeras negociaciones serias en esta área en la década de 1980, cuando se firmó en 1987 el Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF, en inglés) y se iniciaron las conversaciones para el START I.

Tras la caída de la URSS, en 1991, Rusia mantuvo el START I y el INF con Estados Unidos, e incluso profundizaron sus esfuerzos de control de armas con el SORT y eventualmente el Nuevo START.

Estados Unidos, sin embargo, se retiró del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM) en 2002 –durante la administración Bush–, del INF en 2019 y del Tratado de Cielos Abiertos en 2020, durante la presidencia de Donald Trump, y ahora la suspensión del Nuevo START por parte de Rusia parece confirmar la tendencia regresiva en materia de control de armas nucleares.

“El control de armas entre Rusia y Estados Unidos lleva mucho tiempo en una espiral descendente”, dijo Todd Sechser, profesor en la Universidad de Virginia, a Zachary Wolf de CNN.

¿Por qué preocupa la tensión entre Washington y Moscú?

“Este es el cuarto tratado de control de armas ruso-estadounidense que llega a su fin durante el régimen de Putin. Este anuncio es en realidad la culminación de más de una década de erosión gradual. Es difícil ver un futuro para el control de armas mientras Putin siga en el poder”, señaló.

¿Por qué Rusia decidió suspender su participación en el Nuevo START?

Matthew Fuhrmann, profesor en la Universidad A&M de Texas y especialista en diplomacia y armas nucleares, dijo a CNN, que el anuncio de Putin “parece una represalia por el creciente apoyo de Estados Unidos a Ucrania”.

“Los líderes rusos parecen creer que Estados Unidos está ahora más decidido que antes a detener su invasión de Ucrania, tratando de facilitar lo que considerarían una derrota estratégica de Rusia”, agregó.

Fuhrmann también recordó que la suspensión formaliza una situación que ya existía de hecho: Rusia no estaba permitiendo desde hacía seis meses la verificación de sus instalaciones nucleares.

¿Qué puede pasar ahora?

“En el corto plazo, el impacto de este anuncio es más simbólico que sustancial”, consideró Sechser. “A largo plazo, el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, junto con la desaparición de este tratado, proporcionan tanto un motivo como una oportunidad para una nueva carrera armamentística nuclear”.

Para Fuhrmann, “la probabilidad general de que Rusia utilice armas nucleares sigue siendo baja, pero aumentará si la desesperación se apodera de Rusia”.

“En el pasado, las grandes potencias han puesto fin a guerras en condiciones poco favorables sin utilizar armas nucleares. Algunos ejemplos son las experiencias de Estados Unidos en Corea y Vietnam, así como la guerra soviética en Afganistán de 1979 a 1989.

“La cuestión es si los líderes en Rusia consideran que lo que está en juego en Ucrania es lo suficientemente vital como para justificar el uso de armas nucleares tácticas, una acción que sería tremendamente costosa para Rusia y, potencialmente, para el propio Putin”, consideró.

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