El 21 de enero de 2025, el Concejo Metropolitano de Quito aprobó con 19 votos a favor una nueva ordenanza que busca prevenir, reducir y aprovechar la pérdida y desperdicio de alimentos en el Distrito Metropolitano. Esta normativa es un paso importante hacia la mitigación del hambre, la sostenibilidad ambiental y la promoción de prácticas de economía circular.
¿Qué establece la nueva ordenanza?
La ordenanza tiene como objetivos principales:
- Prevención y redistribución de alimentos aptos para consumo humano, priorizando a las personas en situación de vulnerabilidad alimentaria.
- Aprovechamiento de residuos orgánicos para generar abonos y subproductos.
- Jerarquización de acciones: Desde la prevención y donación hasta el compostaje y disposición final en rellenos sanitarios.
- Incentivos tributarios y reconocimientos para empresas y organizaciones que contribuyan a los objetivos de la normativa.
Además, se desarrollará una herramienta digital para coordinar la recuperación y distribución de alimentos y se implementarán programas de capacitación, sensibilización y monitoreo.
El contexto del desperdicio de alimentos en Quito
Según datos de la FAO, en Ecuador se desechan anualmente cerca de 939 999 toneladas de alimentos. En Quito, el 50,48 % de los residuos sólidos corresponde a desechos orgánicos, generados principalmente por desperdicio de alimentos. Este problema no solo agrava la inseguridad alimentaria, sino que también tiene un impacto ambiental significativo, ya que las pérdidas y desperdicios representan alrededor del 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Quito y su compromiso con la sostenibilidad global
La capital ecuatoriana reafirma su compromiso con iniciativas internacionales como el Pacto de la Política Alimentaria Urbana de Milán y la Declaración de Glasgow sobre Alimentación y Clima. Con esta normativa, Quito se posiciona como un referente en la lucha contra el desperdicio de alimentos y la adopción de prácticas sostenibles.
Con esta ordenanza, se espera:
- Reducir significativamente el desperdicio de alimentos en el Distrito Metropolitano.
- Mitigar el hambre en comunidades vulnerables.
- Fomentar prácticas de economía circular y sostenibilidad ambiental.
La normativa entrará en vigencia tras su sanción y publicación oficial, marcando un hito en la gestión alimentaria de la ciudad.